lunes, 12 de febrero de 2007

E-mail 1

Hola a todos:
Voy a intentar escribir de nuevo más o menos lo que tenía escrito en la primera carta por si acaso no os llegó. Esta vez escribo desde mi ordenador, así que puedo usar tildes, la interrogación y la ñ, aunque no sé si saldrán bien cuando las pegue al espacio en blanco de hotmail en el cibercafé.
Como os dije Lufthansa me pagó 75 euros por llegar 1 hora antes a mi destino. La vista de Bulgaria desde el avión era preciosa. Todo muy verde, y con casas tipo chalet organizadas por urbanizaciones. Cuando llegué al aeropuerto me pareció muy bien preparado, y tuve un poco la impresión de estar en un lugar como cuando visité Irlanda. Fue cuando entré en la ciudad que tuve una impresión distinta. El instituto de idiomas esta en la zona de Geo Milev (que se lee "gueo milev"), que es una zona residencial un poco triste de apariencia. Nada más llegar me preguntó uno de los que me acompañaban que si había traído escopeta. Yo le pregunté que para qué. El me dijo que para las cucarachas. La habitación de entrada daba bastante buena impresión. Tiene 2 camas, una mesita de noche, 2 grandes armarios empotrados. Me impresionó un poco la ducha, ya que usa el suelo de todo el baño a modo de bañera. El suelo está en pendiente y da a un bajante, así de fácil. Por otro lado, la cisterna es un grifo de palanca, y nunca he conseguido cerrarla bien. Lo demás está todo muy bien. Sólo he visto una pequeña cucaracha paseando por mi cama una de las veces que entré en la habitación. Así, pasé la primera tarde viendo la zona, que como digo no tiene mucho de bonito. Me compré un diccionario Español-Búlgaro... y otro Búlgaro-Español (más adelante descubrí que si me hubiera esperado habría tenido los 2 en 1 y en edición de bolsillo). Compré también un mapa de la ciudad (y descubrí lo grande que es Sofia). Y después fui a un quiosco y compré una revista de casas en venta y alquiler. Aquí comenzaron mis primeros problemas con el idioma. Porque si la gente me decía algo, bastaba con contestarles "Espinete no respira" (Isbinete ne resbiram), que significa, "lo siento, no entiendo". Y asunto resuelto. Pero entender la revista de casas fue un asunto de verdadera criptografía. Abordé el tema lo más científicamente que pude. Empecé por el título: "Imoti", que debe de ser algo así como "propiedad", según mi diccionario Búlgaro-Español. Luego me fui al de Español-Bulgaro para buscar la palabra "Alquiler", que es "Naem". En la cabecera de la página 19 encontré "Naemi" (oye y todo esto en cilírico eh?). De alquiler debe haber unas 5 páginas con 700 anuncios cada una... me quise morir. Cada vivienda anunciada tenía una columna con un nombre en cilírico, la cabecera de esa columna rezaba "raíon"... ¿adivináis?... región. Pero esta vez no hice lo correcto, que era mirar en el diccionario, así que viendo la lista vi que ponía Geo Milev, y dije "Ah! Esto son las calles"... craso error. Geo Milev es a la vez una calle y una zona. Así que por eso no encontré el nombre de ningún otro apartamento salvo los de Geo Milev. Vamos, que parecía que miraba en la revista inmoviliaria de otra ciudad, y eso añadido a que tenía que pasar continuamente de cilírico a fenicio y viceversa, me volvió loco. Así que resignado llamé a un par de anuncios de la zona Geo Milev, en el primero me dijeron que al día siguiente me pasara por "Rikobski" #147 (que, a pesar de que lo deletrearon, es en realidad "Rakovski" (culpa mía)), y que buscara a Emilia, que hablaba inglés muy bien, y me podría ayudar. Llamé a otro anuncio distinto y me remitieron a Emilia también. Así que no llamé más y puse todas mis esperanzas en Emilia. Me fui a la gasolinera, que tenía un sitio de comida rápida, y le dije al señor que quería una hamburguesa. Le dije: "Burguer!" señalando tres hamburguesas con una pinta estupenda que había en una foto sobre la barra. El señor me contestó algo que pudo ser parecido a esto: "Juri jarl demorenaor", y yo asentí. Me siento, y me trae un mini sándwich frío, con una loncha de queso, una de jamón york y un par de rodajas de pepinillo. Menos mal que Cocacola se dice igual en todo el planeta.
Con el JetLag de Cuba todavía afectándome, empecé a quedarme frito sobre las 9 de la noche, no sin antes haber trasteado con el método de Búlgaro en CD-ROM que tengo.
A la mañana siguiente tenía que quedar con la profesora Benova y con la responsable de la residencia. Pero como no me dieron hora fija, me fui a ver a Emilia en Rakovski. Cuando llegué a Rakovski 147, casi me da algo: era una tienda de cuartos de baño. Menos mal que mirando un poco mejor, vi que al lado había un portal, y uno de los pisos era de una agencia inmobiliaria. ¡Menos mal! Total, que subo, y llaman a Emilia. Parece que la pobre tiene una depresión o algo. En efecto habla inglés, pero me cuesta entenderla entre que yo soy torpe de oído, y que su compañera habla por teléfono. Me dice que hay muchos problemas para lo que le pido. Que la gente no da casas por sólo 3 meses, y que me va a costar un poco caro. Su compañera llama a dos casas. Una le dice que no, y la otra ya ha dado su piso en alquiler. Pienso que tengo poco que hacer. Entonces la compañera llama a una casa más. Esta le dice que sí, y que quedamos Prof. Assen Zlatarov Street #9 a las 4:15pm ("chetiri y petnaiset"). Veo algunas tiendas, un McDonalds, y tenderetes con todo tipo de libros y piratería de CDs y DVDs. Me llama la atención la cantidad de libros que hay para aprender inglés, francés, español, alemán... Vuelvo a la residencia, y cojo el número de Yana, la amiga de Diana la que está ahora en Sevilla. Me dice que quedemos cuando tenga mi horario. Le digo que voy a ver un piso, y se ofrece a ir para hacer de intérprete y decirme si me están timando y tal. De camino viene conmigo Mariana, que fue quien me recogió en el aeropuerto, y que para mi sorpresa, además de simular plasmas, es de "Agape Bulgaria". El mundo es un pañuelo. He quedado con Yana en la entrada del Hotel "Sheraton" que suena así aunque no me lo pudo deletrear. Yana es estupenda. Tomamos un café, y me cuenta cosas que puedo hacer. Ella está en la escuela de cine, y estudia fotografía. Me dice que la casa que vamos a ver está en pleno centro y muy bien conectada. Tiene cerca terminales de autobús, tren, tranvía, y además están las tiendas, los teatros, los cines... Vamos: el Nervión-Sofiense. Yo le cuento un poco de mi vida, y bla bla... Y por fin vamos al sitio donde quedamos. Todas las casas del barrio son preciosas, como las del barrio latino de París. Paramos en la que sin duda era la fachada más feucha del barrio. Tenía desconchones, y le hacia falta una mano de pintura. Me empecé a imaginar la casa por dentro. Llega la agente de la inmobiliaria y subimos. Las escaleras son como la fachada. Llegamos: cuarta planta (que en realidad es la tercera, porque en Bulgaria no existe la planta baja). Nos abre una señorita muy arreglada (allí yo era el de peor pinta) y entramos... ¡Y Dios mío que ven mis ojos! Un pequeño hall, y enseguida un dormitorio-salón espaciosísimo, con una cama queen-size, una gran ventana de esquina con una vista preciosa del casco antiguo. Dos sofás muy apañados y el teléfono sesentero. Y por si eso fuera poco, un cuarto de baño pequeñito, pero bien bonito, ¡con ducha que no lo moja todo! Pero, ¿aún hay más? ¡Diablos Mike! Una cocina como la de mi casa en Sevilla, con 1 seno, neverita, ¡horno!, ¡lavadora!, hornilla, y una terracita para tender la ropa (hasta que llegue la nieve). La mitad de las cosas estaban compradas nuevas. El suelo de la casa es entero de madera (salvo en la cocina y el baño), y hay alfombras muy bien dispuestas en el salón. Por más que miro la casa, no le veo pegas. Le pregunto a Yana y ella tampoco. Después de visto el exterior, este interior era impensable. "I love it!" digo sonriendo a la agente y a la portera, y empiezan a hablar con Yana de las condiciones de pago y tal. Yana pone su número de móvil para que la llamen al día siguiente y le digan hora para ir a firmar el contrato. Cuando se van, Yana me lo explica todo. Para celebrarlo me voy al restaurante Ygo (se lee Hugo) y me tomo una pizza grande con 2 cocacolas por 3 euros. De vuelta a la residencia Benova se ha marchado. Mañana empiezan las clases y yo no sé donde ir. Lo mismo me busco una bronca por no estar por allí. Espero que no. Me haré el español despistado. Pero bueno, estoy feliz. De vuelta en mi cuarto escribo esta carta tomándome la última porquería de Fanta: Fanta Madness, que sabe rara, pero quita la sed. Veo 2 cucarachas, la que ha crecido debe ser la de ayer de mi cama. Ahora está en la cama donde no duermo. La otra, chiquita y precoz, estudia electromagnetismo.
Ahora si que os dejo. De nuevo, si alguno no quiere que le mande rollos en masa, por favor que me avise. Hoy era la presentación del curso, no había clases, y yo aburrido me he puesto a escribir. Pero no creo que pueda escribiros cartas tan largas en adelante. Deciros que el centro de la ciudad no es como Geo Milev. Es precioso, y está lleno de gente y cosas que hacer. La gente se mueve como en cualquier capital, y los coches van como locos. Alguna gente tiene mala cara (enfado o tristeza), pienso que es por lo duro que es vivir aquí. Por lo demás, los sofienses son tan elegantes como los sevillanos, tan cosmopolitas como los madrileños y tan abiertos como los cordobeses. Así que yo como en casa. Y nada, que me voy a afeitar, que aquí todo el mundo se afeita, y toca ser búlgaro por 3 meses. Un abrazo a todos,
David

No hay comentarios: