lunes, 12 de febrero de 2007

E-mail 1

Hola a todos:
Voy a intentar escribir de nuevo más o menos lo que tenía escrito en la primera carta por si acaso no os llegó. Esta vez escribo desde mi ordenador, así que puedo usar tildes, la interrogación y la ñ, aunque no sé si saldrán bien cuando las pegue al espacio en blanco de hotmail en el cibercafé.
Como os dije Lufthansa me pagó 75 euros por llegar 1 hora antes a mi destino. La vista de Bulgaria desde el avión era preciosa. Todo muy verde, y con casas tipo chalet organizadas por urbanizaciones. Cuando llegué al aeropuerto me pareció muy bien preparado, y tuve un poco la impresión de estar en un lugar como cuando visité Irlanda. Fue cuando entré en la ciudad que tuve una impresión distinta. El instituto de idiomas esta en la zona de Geo Milev (que se lee "gueo milev"), que es una zona residencial un poco triste de apariencia. Nada más llegar me preguntó uno de los que me acompañaban que si había traído escopeta. Yo le pregunté que para qué. El me dijo que para las cucarachas. La habitación de entrada daba bastante buena impresión. Tiene 2 camas, una mesita de noche, 2 grandes armarios empotrados. Me impresionó un poco la ducha, ya que usa el suelo de todo el baño a modo de bañera. El suelo está en pendiente y da a un bajante, así de fácil. Por otro lado, la cisterna es un grifo de palanca, y nunca he conseguido cerrarla bien. Lo demás está todo muy bien. Sólo he visto una pequeña cucaracha paseando por mi cama una de las veces que entré en la habitación. Así, pasé la primera tarde viendo la zona, que como digo no tiene mucho de bonito. Me compré un diccionario Español-Búlgaro... y otro Búlgaro-Español (más adelante descubrí que si me hubiera esperado habría tenido los 2 en 1 y en edición de bolsillo). Compré también un mapa de la ciudad (y descubrí lo grande que es Sofia). Y después fui a un quiosco y compré una revista de casas en venta y alquiler. Aquí comenzaron mis primeros problemas con el idioma. Porque si la gente me decía algo, bastaba con contestarles "Espinete no respira" (Isbinete ne resbiram), que significa, "lo siento, no entiendo". Y asunto resuelto. Pero entender la revista de casas fue un asunto de verdadera criptografía. Abordé el tema lo más científicamente que pude. Empecé por el título: "Imoti", que debe de ser algo así como "propiedad", según mi diccionario Búlgaro-Español. Luego me fui al de Español-Bulgaro para buscar la palabra "Alquiler", que es "Naem". En la cabecera de la página 19 encontré "Naemi" (oye y todo esto en cilírico eh?). De alquiler debe haber unas 5 páginas con 700 anuncios cada una... me quise morir. Cada vivienda anunciada tenía una columna con un nombre en cilírico, la cabecera de esa columna rezaba "raíon"... ¿adivináis?... región. Pero esta vez no hice lo correcto, que era mirar en el diccionario, así que viendo la lista vi que ponía Geo Milev, y dije "Ah! Esto son las calles"... craso error. Geo Milev es a la vez una calle y una zona. Así que por eso no encontré el nombre de ningún otro apartamento salvo los de Geo Milev. Vamos, que parecía que miraba en la revista inmoviliaria de otra ciudad, y eso añadido a que tenía que pasar continuamente de cilírico a fenicio y viceversa, me volvió loco. Así que resignado llamé a un par de anuncios de la zona Geo Milev, en el primero me dijeron que al día siguiente me pasara por "Rikobski" #147 (que, a pesar de que lo deletrearon, es en realidad "Rakovski" (culpa mía)), y que buscara a Emilia, que hablaba inglés muy bien, y me podría ayudar. Llamé a otro anuncio distinto y me remitieron a Emilia también. Así que no llamé más y puse todas mis esperanzas en Emilia. Me fui a la gasolinera, que tenía un sitio de comida rápida, y le dije al señor que quería una hamburguesa. Le dije: "Burguer!" señalando tres hamburguesas con una pinta estupenda que había en una foto sobre la barra. El señor me contestó algo que pudo ser parecido a esto: "Juri jarl demorenaor", y yo asentí. Me siento, y me trae un mini sándwich frío, con una loncha de queso, una de jamón york y un par de rodajas de pepinillo. Menos mal que Cocacola se dice igual en todo el planeta.
Con el JetLag de Cuba todavía afectándome, empecé a quedarme frito sobre las 9 de la noche, no sin antes haber trasteado con el método de Búlgaro en CD-ROM que tengo.
A la mañana siguiente tenía que quedar con la profesora Benova y con la responsable de la residencia. Pero como no me dieron hora fija, me fui a ver a Emilia en Rakovski. Cuando llegué a Rakovski 147, casi me da algo: era una tienda de cuartos de baño. Menos mal que mirando un poco mejor, vi que al lado había un portal, y uno de los pisos era de una agencia inmobiliaria. ¡Menos mal! Total, que subo, y llaman a Emilia. Parece que la pobre tiene una depresión o algo. En efecto habla inglés, pero me cuesta entenderla entre que yo soy torpe de oído, y que su compañera habla por teléfono. Me dice que hay muchos problemas para lo que le pido. Que la gente no da casas por sólo 3 meses, y que me va a costar un poco caro. Su compañera llama a dos casas. Una le dice que no, y la otra ya ha dado su piso en alquiler. Pienso que tengo poco que hacer. Entonces la compañera llama a una casa más. Esta le dice que sí, y que quedamos Prof. Assen Zlatarov Street #9 a las 4:15pm ("chetiri y petnaiset"). Veo algunas tiendas, un McDonalds, y tenderetes con todo tipo de libros y piratería de CDs y DVDs. Me llama la atención la cantidad de libros que hay para aprender inglés, francés, español, alemán... Vuelvo a la residencia, y cojo el número de Yana, la amiga de Diana la que está ahora en Sevilla. Me dice que quedemos cuando tenga mi horario. Le digo que voy a ver un piso, y se ofrece a ir para hacer de intérprete y decirme si me están timando y tal. De camino viene conmigo Mariana, que fue quien me recogió en el aeropuerto, y que para mi sorpresa, además de simular plasmas, es de "Agape Bulgaria". El mundo es un pañuelo. He quedado con Yana en la entrada del Hotel "Sheraton" que suena así aunque no me lo pudo deletrear. Yana es estupenda. Tomamos un café, y me cuenta cosas que puedo hacer. Ella está en la escuela de cine, y estudia fotografía. Me dice que la casa que vamos a ver está en pleno centro y muy bien conectada. Tiene cerca terminales de autobús, tren, tranvía, y además están las tiendas, los teatros, los cines... Vamos: el Nervión-Sofiense. Yo le cuento un poco de mi vida, y bla bla... Y por fin vamos al sitio donde quedamos. Todas las casas del barrio son preciosas, como las del barrio latino de París. Paramos en la que sin duda era la fachada más feucha del barrio. Tenía desconchones, y le hacia falta una mano de pintura. Me empecé a imaginar la casa por dentro. Llega la agente de la inmobiliaria y subimos. Las escaleras son como la fachada. Llegamos: cuarta planta (que en realidad es la tercera, porque en Bulgaria no existe la planta baja). Nos abre una señorita muy arreglada (allí yo era el de peor pinta) y entramos... ¡Y Dios mío que ven mis ojos! Un pequeño hall, y enseguida un dormitorio-salón espaciosísimo, con una cama queen-size, una gran ventana de esquina con una vista preciosa del casco antiguo. Dos sofás muy apañados y el teléfono sesentero. Y por si eso fuera poco, un cuarto de baño pequeñito, pero bien bonito, ¡con ducha que no lo moja todo! Pero, ¿aún hay más? ¡Diablos Mike! Una cocina como la de mi casa en Sevilla, con 1 seno, neverita, ¡horno!, ¡lavadora!, hornilla, y una terracita para tender la ropa (hasta que llegue la nieve). La mitad de las cosas estaban compradas nuevas. El suelo de la casa es entero de madera (salvo en la cocina y el baño), y hay alfombras muy bien dispuestas en el salón. Por más que miro la casa, no le veo pegas. Le pregunto a Yana y ella tampoco. Después de visto el exterior, este interior era impensable. "I love it!" digo sonriendo a la agente y a la portera, y empiezan a hablar con Yana de las condiciones de pago y tal. Yana pone su número de móvil para que la llamen al día siguiente y le digan hora para ir a firmar el contrato. Cuando se van, Yana me lo explica todo. Para celebrarlo me voy al restaurante Ygo (se lee Hugo) y me tomo una pizza grande con 2 cocacolas por 3 euros. De vuelta a la residencia Benova se ha marchado. Mañana empiezan las clases y yo no sé donde ir. Lo mismo me busco una bronca por no estar por allí. Espero que no. Me haré el español despistado. Pero bueno, estoy feliz. De vuelta en mi cuarto escribo esta carta tomándome la última porquería de Fanta: Fanta Madness, que sabe rara, pero quita la sed. Veo 2 cucarachas, la que ha crecido debe ser la de ayer de mi cama. Ahora está en la cama donde no duermo. La otra, chiquita y precoz, estudia electromagnetismo.
Ahora si que os dejo. De nuevo, si alguno no quiere que le mande rollos en masa, por favor que me avise. Hoy era la presentación del curso, no había clases, y yo aburrido me he puesto a escribir. Pero no creo que pueda escribiros cartas tan largas en adelante. Deciros que el centro de la ciudad no es como Geo Milev. Es precioso, y está lleno de gente y cosas que hacer. La gente se mueve como en cualquier capital, y los coches van como locos. Alguna gente tiene mala cara (enfado o tristeza), pienso que es por lo duro que es vivir aquí. Por lo demás, los sofienses son tan elegantes como los sevillanos, tan cosmopolitas como los madrileños y tan abiertos como los cordobeses. Así que yo como en casa. Y nada, que me voy a afeitar, que aquí todo el mundo se afeita, y toca ser búlgaro por 3 meses. Un abrazo a todos,
David

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Hola de nuevo!
Las cosas no pueden ir mejor por aquí. Hoy he empezado mis clases, y a pesar de no saber el horario no me he perdido ninguna. Di "Simulación de Plasmas" con la Dr.Benova, y "Electrodinámica de Plasmas" con el Dr.Zheliascov. La universidad de Sofia suele tener a sus estudiantes extranjeros 1 año aprendiendo búlgaro, para después empezar la carrera. Pero mi caso es muy distinto, así que podemos decir que literalmente voy a recibir clases particulares en inglés de los profesores. ¿Puede un Erasmus pedir más? No debería, pero si esto no fuera suficiente, el Dr.Zheliascov me ha dado una mesa como la suya en su despacho, un ordenador con conexión a internet, y las llaves del despacho para cuando quiera ir. Sus clases las damos allí mismo, en plan charla de mesa camilla. En la puerta del despacho hay 2 etiquetas: la suya, y una que pone: "David Becerra" y abajo "ERASMUS student". Me siento importante; floto y esas cosas. Cada vez que le digo gracias me contesta "Ah! Don't even mention it".
Ya estoy en la casa nueva. Y, en fin, nunca imaginé que llegaría a estar tan bien de entrada. La hija de la dueña estudia español en el Instituto de Extranjeros ("ichisé"), que es donde doy clases con Benova, y ya me ha visto por ahí. Me ha ayudado a programar la lavadora en búlgaro, y me ha ofrecido llevarme por las mañanas en coche (ya que ella va todos los días). De nuevo, ¿se puede pedir más? En fin, me voy a dormir. Un abrazo a todos,
David

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Hola de nuevo:
Parece mentira que llegué aquí un martes, y ya es martes de nuevo. No ha sido fácil. Las escenas del tipo "déme una hamburguesa; tome un sándwich" se han repetido en todas su formas, y además de no conseguir lo que quería, me he sentido como un tonto. Lo que suelo hacer en esas situaciones es reírme yo solo, y pensar en la importancia de la comunicación. Esta lucha me es familiar. Ya lo pase mal en Irlanda para decir en Ingles "puedo ir al baño?". La diferencia es que entonces tenía 12 años de edad, y 5 años de inglés a mis espaldas. Con el búlgaro que se no lleno ni una semana de clase. Me pasan cosas absurdas como que se decir "Buenos días" (dobroutro), "Buenas tardes" (dober den) y "Buenas noches" (dober becher), pero no se decir "Hola" (aunque digo "alo" y cuela). Además los "Buenos días", "Buenas tardes" y "Buenas noches" que se no valen para despedida, solo para saludo inicial, y la gente se ríe cuando me despido. Bien que me he asegurado de aprender a decir "Adiós" (dubishdene) para todas mis despedidas. De todas formas, en mi favor tengo que decir que ya son varias personas las que me han dicho que tengo muy buen acento bulgaro. Y creo que es cierto, porque cuando llego a alguna gente, consigo engañarles, y creen que soy búlgaro, hasta que me hacen una pregunta, y no entiendo nada. Solo he tenido éxito en adivinar una pregunta. Estaba esperando al Dr.Blogoiv para mi clase de plasmas fríos, y lo vi llegar por el pasillo. Nunca habíamos hablado y me acerque y le dije "Dober den Dr. Blogoiv, kak si?" (Buenas tardes Dr.Blogoiv, como esta?), a lo que me contesta "Dobre, dobre" (Bien, bien), y acto seguido me pregunta "Grijar demor cafe de peich?" y señala a su reloj, que quiere decir "Te importa que pille un café antes de la clase?", a lo que yo contesto "Dobre, dobre"... ¡Misión cumplida! Una conversación de más de 2 palabras. A la siguiente frase suya, me pilla y se da cuenta de que no tengo ni idea de lo que dice. (Para compensar, a su segunda frase en ingles me doy cuenta de que todo el ingles que sabe lo ha sacado de libros de fisica, de hecho sus clases son un poco como jugar al pictionary).
He hecho amistad con un grupo de turcos. Llevan 7 años aprendiendo búlgaro, y todavía están en ello. Hablamos en el lenguaje universal: "Jispani? Ah! Jispani!... Real Madrid!..." y yo contesto "Da, da! Real Madrid", y ellos me dicen "Real sociedad!", y yo contesto "Aha! Real sociedad!". Luego menean la cabeza y dicen "Stoichkov!", y yo que no se nada de Stoichkov, para empatizar (o mas bien simpatizar), meneo la cabeza y pongo cara de "Menudo desastre es Stoichkov" luego encojo los hombros como diciendo "Que le vamos a hacer", y ellos asienten y hacen lo propio. La misma edificante conversacion se repite con los taxistas y con el vendedor de perritos calientes del Ichise (centro de extranjeros).
Las chicas del videoclub al que me he apuntado, me miran con condescendencia, y ponen cara de "Pobre españolito tan solito".
Con denuedo y aire internacional, la funcionaria del registro nacional de extranjeros me dice "Jispani malo! Jispani malo!!" y yo sé porqué, pero me hago el loco. He registrado mi domicilio con 5 dias de retraso. Eso podía ser de multa, pero como vio que en búlgaro no me iba a sacar un duro, se resignó y me dio el papel que necesitaba. Algo bueno saco del aislamiento.
Y es que aquí todo es distinto. Incluso ha cambiado mi nombre. Ahora me llamo David Miguelov Becerra, que viene a ser algo así como "David, el hijo de Miguel Becerra", claro que como todo, de eso me he enterado un poco tarde, y en algunos sitios ya estoy registrado como David Becerrov Alonso.
Los momentos en los que domino la situación son los de soledad. Paseo por la ciudad. Ya se ir a pie por media Sofia. Escucho la BBC internacional, y me entero de que British Airlines quiere comprar Iberia. También estoy como un rey en mi pisito.
No debo olvidar la ayuda inestimable de Yana, que además de acompañarme a la compra, me ha conseguido ropa de cama, almohada, vasos, platos, cubiertos, fregona, fregasuelos, fregaplatos, toallitas, y para colmo su madre me ha preparado carne en salsa, y pimientos rellenos de arroz. Además, también gracias a ella pronto tendré internet inalámbrico en casa.
Bueno ya esta, que dije que iba a escribir poco, y mira. Os dejo, que me voy a poner un poco con el búlgaro, y a la cama. Un abrazo a todos,
David

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Hola de nuevo!
A punto de terminar mi segunda semana aquí, los sucesos se amontonan a la vez que me voy estabilizando. La semana terminó con menos clases de lo debido por a una conferencia internacional de jóvenes promesas de la ciencia. No pude asistir de oyente por la cita que tenia con la embajada de España. El viernes fui a un concierto de música española en la Sala Bulgaria. La invitación decía:
"El embajador de España tiene el honor de invitar al Sr. David Becerra Alonso al concierto de música española que la Orquesta Joven de la Radio Classic FM ofrecerá en la Sala Bulgaria el viernes 10 de Octubre a las 19:30 horas con motivo del Día Nacional de España"
Concedí el honor de mi presencia al embajador. Me cae bien.
El programa del concierto era una pieza de Joaquín Turina, y dos de Manuel de Falla. La ultima, por supuesto, tenía que ser "El amor brujo".
A todos los Erasmus de Sofia nos pusieron en la misma fila. Yo fui al concierto con los de Castellón, y allí conocimos a dos Erasmus de Lleida. Al parecer ya solo nos queda conocer dos chicas que estudian arte. Pero aparte aquello estaba lleno de españoles. En el descanso empezamos a hablar con responsables de la embajada, profesores de español en universidades, institutos, responsables del Aula Cervantes de Sofia, trabajadores de la oficina española de comercio... y por supuesto residentes españoles en Sofia, que se ve que deben vivir muy bien (por como vestían).
Terminado el concierto nos juntamos 23 españoles para irnos a comer por ahí. Teníamos murcianos, gallegos, un madrileño, una vallisoletana, vascos y aragoneses, aparte de los castellonenses y yo. Ningún andaluz. Por cierto, que ahora me llaman sevillano de palo, porque soy sevillano pero nadie lo diría.
Me entero de que en mi calle, a 20 segundos de mi viven dos chicas de la oficina de comercio. La una se llama Argiñe y es de Vitoria. La otra se llama Nur y es una chica Iraquí nacionalizada en España. Ayer me invitaron a ir a tomar el postre en un sitio de aquí al lado que tiene una bollería que quita el sentío.
Los de la embajada nos llevan a restaurantes de lujo de la ciudad (ya se han olvidado de cuando fueron estudiantes y ahorraban, parece). La comida esta deliciosa. En efecto, el pescado no es aconsejable aquí, pero la carne está de maravilla. Me tome un Kentucky Steak que era para tomarlo despacio... una maravilla.
Después nos llevan a sitios de marcha y pubs. Nos metieron en un sitio que había que ir por un callejón completamente a oscuras, rodeando un edificio que se caía a cachos. Un erasmus comenta "Verás, nos van a pegar el palo los españoles". Y es que parecía una trampa. Llegamos a un gallinero con el techo a punto de derrumbarse. El murciano llama a la puerta, y le piden contraseña. Todos alucinando. Finalmente entramos a un recinto sin luz eléctrica. Todo era luz de velas. Música agradable, y mesas de madera. Llenamos más de la mitad del local.
Con ellos también fuimos al "Caramba", que esta ambientado en México, y tiene una barra en alto donde hay chicas vestidas de señoritas mejicanas, moviendo el ombligo a lo turco. El ultimo local al que fuimos con ellos se llama "Porno". El nombre no es más que para el reclamo, y por algunos cuadros de principio de siglo XX algo sugerentes colgados a la entrada. Por lo demás no es mas que una discoteca con música noventera.
Después nos fuimos un castellonense y los 2 de Lleida y yo al Studenski Grad, el famoso barrio de estudiantes de Sofia. Claro que en lugar de estar en un sitio bonito y bien conectado, es una zona de edificios separados por campo de hierbajos en la última punta de la ciudad. Los edificios, del legado soviético, no pueden ser mas feos, y no pueden estar mas desconchados. El Studenski Grad me recuerda un poco a esa zona juvenil de la película "La fuga de Logan". Parece que hayan dejado a los jóvenes lo mas apartados posible, viviendo en condiciones semi-aceptables, y con locales para su entretenimiento que tienden a ser antros para gente de todo tipo. En el Studenski la fiesta dura las 24 horas del día. Las residencias tienen baños y camas peores que los del Ichise (donde yo viví 3 días), las paredes son de papel, y la música a todo volumen no esta prohibida. Malo para dormir, malo para estudiar. Parece haber buenos comedores, y un autobús te deja en el centro en 20 minutos si quieres algo mas. Un mes en la residencia te sale por menos de 30 euros. Ahora bien, es el lugar ideal para conocer estudiantes, y ver la vida que llevan aquí. A pesar de como viven, muchos estudiantes trabajan en la ciudad en trabajos de 8 a 8 mal pagados para poder acabar la carrera.
Menudo contraste con el hecho de que en Sofia te llevas un titulo universitario por 2000 euros, si sabes a quien preguntar. Un responsable del Aula Cervantes me contó que conoce a gente que ha comprado su titulo para poder irse a trabajar al extranjero.

Mañana tenemos los españoles otra invitación en la casa del embajador (no en la embajada). Se oyen rumores de que el ministro Acebes anda por aquí, y lo veremos mañana. Toni de Castellón y yo le vamos a decir cuatro cosas al ministro. Ya os contare en mi próxima carta. Os dejo. Feliz día de la hispanidad y un abrazo,
David

E-mail 5

Hola hola hola hola!
Bueno bueno bueno! Casi dos semanas sin escribiros. La cosa se acelera, y ya estoy llegando a la mitad de mi tiempo aquí. Un rollo :( Si no fuera por la carrera, me quedaría mas tiempo. Cada vez estoy más como en casa. Pasado un mes, creo que puedo decir sin exagerar que me siento más seguro en la capital de Bulgaria que en la de Andalucía. Los sofienses se muestran abiertos como siempre, y cada vez conozco a más gente. Ya me he metido en un grupillo de búlgaros. Es probable que el próximo fin de semana vayamos de excursión al monasterio de Troyan (ya seria el tercero que visito). Pero si eso no sale, creo que no habrá problema en ir con los castellonenses a Plovdiv (que es la segunda ciudad del país).
Tras la última vez que os escribí, los españoles me invitaron a ir a una fiesta que organiza la línea francófona de los Erasmus de Sofia. Se trataba de una fiesta sesentera en la que se hablaba en francés. Había como 100 estudiantes de la universidad (invitados incluidos) hablando un francés exquisito (o por lo menos sonaba bien, que yo de francés no tengo ni idea). Puedo decir con orgullo que soy el fundador de la línea anglófona de ciencias en la universidad pública. Claro que eso significa que mi línea no organiza ni viajecitos ni fiestecitas ni nada. Con los años seguro que crece rápido. Están hablando de abrir una línea Hispanohablante debido al número de españoles que ocupamos ciencias últimamente. Bueno, pues la fiestecilla fue en un pub que se llama Enigma, y estuvo muy bien. A los españoles nos habían reservado una sala VIP para nosotros con sofás y mesas para estar cómodos. Había un segurata en la entrada de nuestra sala para que no se colara nadie más. Salía uno de la habitación con aires de importancia. Había globos por todas partes, enormes, y más seguratas vigilando que la gente no reventara globos, lo cual fue imposible. Joan (de Lleida) se había traído la cámara digital de su compañero Xipi (también de Lleida). Así que se nos ocurrió echarle cara e ir a las chicas y decirles: "Perdona, te importa que mi amigo nos haga una foto". Las pobres entraban en shock, medio alagadas, medio diciendo "¿quien es este tío?". Joan fue capaz de juntar a todas las camareras, que estaban encantadas con la sesión fotográfica.
Al día siguiente me fui con los castellonenses al sur, a 17km de la frontera con Grecia, al Monastario de Rozhen. Es un monasterio casi entero de madera, en lo alto de una montaña. Los turcos que invadieron estas tierras no eran tan abiertos de miras como los Omeyas que invadieron las nuestras, y quemaban los edificios religiosos allí donde iban. A pesar de todo Rozhen conserva algunas de las pinturas de la baja edad media, y bastantes óleos representando los distintos dirigentes de la época. Algunos de ellos eran representados como animales, por el aprecio que se les tuvo. Otros reyes comían de la mano de sus antecesores (obvio simbolismo). Dicen que la virgen de Rozhen concede milagros a quien se los pide. Se trata de un icono de metro y medio por metro. La virgen tiene al niño en brazos, y sus manos sobresalen de la pintura talladas en metal como un bajorelieve. Es algo bastante típico de la iconografía búlgara. El niño tiene mirada distraída, y la virgen mira hacia el pintor con cierta complicidad. Los monjes de Rozhen estaban cantando en uno de los habitáculos. Sus voces eran graves y se podían oír desde cualquier parte. Algunos fieles ortodoxos habían llegado para decir sus oraciones frente al retablo de la capilla central. Suelen comprar velas muy delgadas y colocarlas frente a las distintas imágenes del retablo en unos cuencos de arena preparados para tener muchas velas. Se santiguan igual que los católicos, y besan las imágenes al terminar sus oraciones. Algunos cuadros tienen un cristal por delante para evitar el deterioro por los besos de los creyentes. No he tenido muchas ocasiones de hablar de la fe ortodoxa aquí, pero mis profesores son ortodoxos y hablan a veces de sus costumbres y de la participación de la iglesia en la sociedad. En una comida con ellos salió el tema vasco, y lo primero que me preguntaron es qué hace la iglesia vasca al respecto. Ellos ven a su iglesia como parte muy activa de su sociedad. Aunque por otro lado sea evidente la decreciente popularidad en la nueva generación.
La siguiente semana la pasé de compras. Mi casa necesitaba bastantes accesorios. El problema aquí es que cada cosa que quieres, la tienes que pedir el búlgaro (lógico) y enterarte de donde. He comprado un despertador, un barreño, fregona, cubo, escoba, recogedor, cubo de basura, y más vajilla para la cocina. Instalé el internet y me conseguí un colchón extra para cuando tengo invitados. Limpié mi casa de arriba a abajo... Pero algo me faltaba. Yo no quería verlo, pero tenía mono de algo. Me paseaba por las tiendas buscando sabiendo y sin saber lo que quería. Mi casa necesitaba algo más. La respuesta se hallaba junto a la catedral, sobre las ruinas del fantástico palacio de Constantino (encima de que son largas mis cartas, me doy aire literario; lo que faltaba). El mercadillo de antigüedades tenía lo que buscaba: una guitarra!! Compré una guitarra rusa por un precio de chiste. Se supone que podía regatear y todo, pero me pareció deshonesto regatear algo tan barato. La guitarra, como muchas cosas rusas, es muy tosca de apariencia, y muy resistente. Tiene un pequeño sombrero de piel que le encaja en la parte de afinación. Estoy feliz con ella.
Antes de ayer despedí a mi madre y a mi tía. Han estado 5 días y hemos hecho de todo. Como madre y tía que son, me han buscado un montón de cosas para la casa, y ropa para la nieve. Además hemos visto buena parte del centro de la ciudad, y el domingo hicimos una salida a la montaña Vitosha (que es enorme y esta pegada a Sofia) y al monasterio de Rila (el mas grande del país). Cinco religiosos ortodoxos regentan el monasterio más bonito que he visto nunca. En una de las zonas más montañosas del país, entre dos laderas empinadas y pegado a un río de cuento medieval. Los árboles tienen ahora mismo los colores otoñales desde el amarillo al marrón, y cubren toda la montaña. Te quedas embobado todo el camino hasta el monasterio y todo el camino de vuelta. Rila ofrece estancias a los peregrinos y visitantes. Tuve ocasión de verlas por fuera. Eran muy austeras. La calefacción, como en todas partes aquí, es central. Pero me sorprende que pueda compensar el frío de la zona. Rila es a la vez monasterio, pueblo y cordillera. Un lugar para el silencio, y seguro que un clima agradable en verano.
El mismo día de las elecciones de Madrid, hubo elecciones locales en Bulgaria. En Sofia ha salido el alcalde que ya estaba. Hay como 50 y tantos candidatos a alcalde para Sofia. Se ven los carteles por la calle con las numeraciones. Los búlgaros están cansados de esperar, y no esperan gran cosa de su estrenada democracia. "Una democracia balcánica" me decía del Dr. Blogoev, como cuando nosotros decimos "Una chapuza española". En Cuba también nacionalizaban las cosas mal hechas o hechas con pocos medios. El profe de electromagnetismo de La Habana decía: "Cogemos un generador ruso y una fuente alemana, y montamos una cubana". Los búlgaros esperan en su mayoría la entrada a la UE en 2007 y a la OTAN en 2004 como pasos para el cambio definitivo (aunque no se acaban de creer del todo que habrá cambios).
También se ha elegido nuevo rector de la Universidad de Sofia, y mi departamento ha elegido nuevo director. Fui a la celebración y por fin tomé más contacto con los físicos, que me han invitado la semana que viene a la casa de uno a cenar. Uno de ellos vivió en Cuba 3 años, y habla muy bien el español. Le pregunté ¿quien es el nuevo director? y me dijo: "Ese de los espejuelos" Giro la cabeza y veo que de los quince profesores que había en la sala, 12 llevaban gafas. Le digo al Dr. Zheliascov: "En España muchos compañeros de departamento están peleados, y celebran poco". Zheliascov no comenta mi observación.
Un buen día de Octubre de 2002 estaba yo en Rabanales estudiando (o haciendo como el que estudia) cuando el ICQ me dio un mensaje de aviso: "Mensaje nuevo de usuario desconocido. ¿Desea usted aceptarlo?" Hago clic en sí, y aparece la ventana de chat. Ronny me dice: "Hola! Eres español, verdad?" Yo contesto, y me cuenta que es una búlgara de Sofia. La tipa sabe español e inglés; una máquina. Ignorante de mi beca Erasmus, le digo que me encantaría visitar Sofia (claro que, como el que dice: "Me encantaría visitar Santiago de Chile"). Ella dejó su número de móvil en el perfil de ICQ, pero tras un año había cambiado de móvil. Así que no pude localizarla hasta que no tuve internet en casa. Resulta que es nada menos que la Ayudante del Fiscal General del Estado. Acabó derecho hace un año. Empollona donde las haya. Me ha presentado a su grupo de amigos, y me han invitado a ir a Troyan, como dije al principio de esta carta. Ayer mismo celebramos Halloween en SofiaLand (parque de atracciones), y luego en Enigma. Tengo un tatuaje falso de lobo en el brazo. Y un poco hombre lobo si que estaba con la pereza de no afeitarme.
¡Ea! Por fin os dejo. Esta noche he montado una comilona en mi casa. Vamos a ser 15 (a ver donde meto a tanta gente). Estarán los Erasmus, los de la embajada, y búlgaros de aquí y allá. Haré ensalada de pasta rabanalera con la salsa rabanalera que solo los rabanaleros conocen. Y luego.... fritos y ¡ala! Que cocino de pena.
Os deseo lo mejor allí donde estéis. Un abrazo,
David

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Hola a todos!
Si no os escribo ya, se me van a empezar a olvidar cosas, así que a ello me pongo. La cena en mi casa duró hasta las dos más o menos. La cosa se me fue un poco de las manos cuando entre amigos de amigos, invitaron a nueve personas más. En un momento dado veo que están entrando gente de la embajada que no había invitado, y salgo por lo menos a recibirlos a mi casa. Incluso la señora cónsul nos honró con su visita, aunque por no quitarse la gabardina tipo matrix, arrasó a su paso con tres vasos (de plástico) llenos de bebidas varias. Ni se dió cuenta. Yo estaba justo al lado de la mesa viendo cómo caían, impotente. A alguno que otro más se le fue el pulso. Otro problema de pulso fue el de abrir las botellas sin sacacorchos (me faltan ese tipo de cosas en casa). Pero los valencianos lo consiguieron no sé cómo, aunque al precio de dejar el corcho dentro.
Un amigo búlgaro que se llama Blugumir (aunque lo llamamos Blandiblú para no olvidarnos) bebió un poco más de la cuenta. No es la primera vez que veo que los búlgaros no controlan su límite. Tuvimos que llevarlo a casa, aunque afortunadamente vive en mi barrio.
El crack de la reunión fue un búlgaro que trabaja en la embajada española. Se llama Stoichkov, y me dejó caer que tocaba la guitarra. Así que cuando vino el tiempo de guitarra se la dí a él. Y nos dejó a todos de piedra. Stoichkov se sabe todas las canciones nostálgicas y de tunas españolas, a parte por supuesto de canciones populares, y de grupos ochenteros. En resumen, todas las canciones típicas que la gente se sabe y se lanza a cantar. Por supuesto, este sofiense tenía que saber tocar sevillanas, y saberse las letras de todas las más conocidas. Alucinante. Y cuando hubo acabado con esto, se puso a imitar a chiquito. No era muy bueno, pero un búlgaro imitando a Chiquito no tiene precio; era graciosísimo. Cuando contó el chiste de 22, 22, 22 del dúo sacapuntas (que oí por primera vez con 10 años) ya tuve que hacerle una reverencia. A mi me llaman sevillano de palo, y como no, lo bautizamos como sofiense de palo.
Al día siguiente vinieron 6 a ayudar a limpiar, y afortunadamente mi querida casita quedó como al principio.
En la semana siguiente llegó del CERN el Dr Tsenov, y empecé mis clases de nuclear. Lejos de ser tranquilas, Tsenov me ha puesto las pilas desde el principio, y me manda bastante tarea para casa. En cada sesión nos zampamos tres capítulos del libro, que debo de llevar leídos. Eso sí, nos vemos muy de vez en vez, así que tengo que preparar muy bien cada sesión.
Borislav (el padre de Ronny) y su familia me invitaron el fin de semana pasado a su casa en Montana. Montana es un pueblo grande situado al noroeste del país. Por la autovía de Atenas se llega rápido, pero son 70km más. Así que fuimos y vinimos cruzando por una carretera secundaria que atraviesa la cordillera balcánica. Para salir de Sofía tuve que coger la única línea de metro que tiene la ciudad y que parte del centro hasta la zona noroeste. Se ve que en cuanto sales del centro de Sofía las cosas son menos bonitas en cualquier dirección. La zona oeste, igual que la zona Geo Milev (donde viví al principio), es tosca y fea. Los edificios no tienen el más mínimo detalle. Están numerados con grandes números de aspecto militar pintados en las paredes laterales, asociados al tiempo de asignación de viviendas. Están unos detrás de otros con pequeñas zonas de zarza o cemento, siempre muy descuidado. Es justo en esas zonas donde realmente tienes la impresión de que te van a robar, y es en esas zonas donde en efecto te suelen robar. Quedamos con el coche que nos recogía en una avenida bastante transitada de coches, pero poco de personas. Afortunadamente el coche no tardó mucho en venir. La conductora era Diana (que conduce muy bien, y raja por los codos). Me preguntó que porqué había elegido Bulgaria y no se me ocurre nada mejor que decirle que quería ir a algún sitio fuera de Europa. Me contesta: "Claro, fuera de Europa, en el tercer mundo". Me doy cuenta de mi error, pero no me dan oportunidad de corregirlo. De todas formas Diana tiene muy buen sentido del humor, y entendió lo que quería decir. Además estábamos Ronny, Siulver y yo. Tardamos unas dos horas a ritmo tranquilo. Llegamos a Montana sobre las 9 de la noche. El pueblo, como casi todos, tiene poca iluminación. Pero es bonito y tranquilo. Los recuerdos del periodo socialista se hacen mucho más evidentes en los pueblos que en Sofia. Igual que en los pueblos españoles, el terreno es más barato, y las familias se pueden hacer casas un poco más grandes (tampoco demasiado). La familia Trifonova vive en un piso mediano muy acogedor. El salón es amplio, con moqueta, y dos sofás grandes. La madre, Paraskeva, se ha pasado la semana entera pensando lo que iba a hacer de comer para que me gustara. Me dieron un dormitorio, lleno de plantas y libros, que es donde Ronny suele dormir cuando viene de visita. Ronny durmió en el salón, me pareció una pasada, pero se negaron a otra cosa. Para cenar, de entrante, ensalada shopska, que es la ensalada nacional por excelencia. Pepinillo y tomate con queso de oveja... bien aliñaito, rico como siempre lo he tomado en Sofia. Lo siguiente fue una novedad culinaria para mí. Se llamaba musaka, y es una tortilla de huevo como de 5cm de grosor, con carne y verduras. Le suelen echar yogur búlgaro por encima. Yo lo probé de las dos maneras. Delicioso. Borislav hace su propia rakía, que es una especie de ginebra. Así que había que probarla, pero casi muero en el intento. Aquello era prácticamente colonia. Solo acercarte te ponía malo. Para suavizar, me sirvieron también un vinito dulce de la comarca. Aunque eran muy agradables, en Montana volví a sentir fuertemente la impotencia de la comunicación. Después de mes y pico, me defiendo con el búlgaro de batalla por Sofia, pero una cosa muy distinta es sentarme a una mesa a comer en familia. Borislav decía: "Hay que ver lo callado que es este chico". Y Ronny le contestaba: "Pero como va a hablar si no entiende". Me ponían el canal internacional de TVE, para distraerme. Que si la princesa, que si un documental de provincias del noreste español, que si pequeños grandes genios... y el presentador que es un histérico. Aprendí que en los balcanes, el cáucaso y Rusia, no es correcto mentar a alguien por el apellido, sino por el nombre del padre. Por ejemplo, a Boris Yeltsin nadie lo llama Boris Yeltsin, sino Boris Nikolaievich. Es curioso que a pesar de que usar Yeltsin sea incluso irrespetuoso para los locales, la prensa internacional nos haya acostumbrado a lo otro. Vimos una peli china doblada al ruso, pero como aquí todos saben ruso del colegio, no hubo problema. El director era el de Tigre y Dragón.
Al día siguiente íbamos de escursión por la frontera serbia y rumana. El desayuno que preparó Paraskeva fue demasiado. Era mucha comida, y menos mal que invitaron a amigos a desayunar. A pesar de todo sobró y bastante. Paraskeva hizo mekitzi, que consiste en una masa de harina y yogur, frita al estilo de los churros y con forma de base para pizza. Se le echa queso, miel, mermelada... Solo me tomé 2, pero por lo grandes que eran, y lo que llenaban.
Salimos sobre las 10 de la mañana. Es el día en el que más he lamentado no tener mi carnet de conducir conmigo. Ronny tiene... digamos... un cierto grado de incertidumbre en cuanto a la dirección del volante. Nada más arrancar, casi se lleva por delante la entrada de su casa. Y que no se le vaya a ocurrir hacer dos cosas a la vez porque nos matamos (Ejs: Poner la calefacción y conducir, cambiar de marchas en una curva...). Todas esas maniobras resultaban en un acercamiento excesivo a la cuneta. ¡¡Y qué le pasa a la gente de este país obsesionada por adelantar justo cuando es mortal!! Lo llevan en los genes, creo. Mentiría si no dijera que pasé un mal rato.
Visitamos en primer lugar Belogradchik. Es un pueblo en medio de montañas boscosas y rocas pulidas por el agua y el viento. La vista del pueblo desde lo alto es muy bonita. Las casas son uniformes, y están distribuidas a lo largo de una ladera de bosque verde. En lo más alto de Belogradchik, está la Fortaleza Kale. Esta fortaleza se ha ido construyendo a lo largo de 2000 años. Entre los siglos I y III servía de punto de descanso y almacén de las rutas comerciales romanas. Fue capturada por Ludovic I (Hungría) en 1365, y fue la última resistencia frente a la ocupación otomana. Finalmente la recuperaron los rusos en 1878, y fue escenario de la última batalla de la guerra Búlgaro-Serbia de 1885. Para aquellos que os suene, Kale se da un aire al abismo de Helm. Tiene un altiplano con una muralla que rodea dos picachos monumentales, y entre estos dos picos, sobre la roca está construido el fuerte, con un montón de miradores y rocas a los que poder subirse para repeler al enemigo. Hoy por supuesto no es más que un museo en la montaña. Y no me equivoqué cuando dije que era de película, porque se han rodado algunas aquí.
Belogradchik ha explotado turísticamente cada una de las grandes rocas que tiene. Les ha buscado parecido, y las ha bautizado. Así podemos ver la roca del pastor, la del borrico, la del escondite Velko, la del estudiante, la de la monja, la del oso... y también el famoso solitario-pino-llorón.
Aparte de Kale, Belogradchik tiene cuevas y grutas por todas partes. Así que visitamos la más grande y famosa: la cueva Magura. Es además la más grande del país. Una enorme sala con techos como de catedral que se hunde más y más en la tierra. A la vez que bajábamos, la cueva se iba abriendo. Columnas calizas de 15 millones de años y murciélagos era todo lo que hacía ruido allí. En la parte más baja se puede ver como la tectónica de placas ha cizallado la sala más grande. La torsión es espectacular, y hay rocas enormes que se han desprendido del techo. Quien sabe cuándo se acabará por derrumbar. A medio nivel se ven pinturas del neolítico. Un hombre con los brazos en círculo sobre la cabeza era el hechicero, y los brazos representaban su poder. Junto a él están pintados los animales que se habían traído de las cazas, y los hombres que habían hecho la hazaña, en señal de reconocimiento. Los trazos son gruesos, y usaban la grasa reseca de los animales, llegando a dejar marcas de hasta un centímetro de grosor. Es un milagro que esas pinturas hayan llegado hasta nuestros días, teniendo en cuenta que la cueva fue usada como cuartel de esclavos durante el imperio romano. Podemos ver marcas de una rebelión de los esclavos, y restos de una mujer decapitada, posiblemente como escarmiento. Se habían hecho pequeñas casas cavadas en el suelo. Cada familia vivía en unos 4 metros cuadrados de superficie. Lo que no ha sobrevivido el paso del hombre son las estalagmitas, que están completamente ennegrecidas por la grasa de las manos.
De vuelta a Sofia, fuimos de día, y llegamos a la zona nevada de la cordillera balcánica, donde paramos en una piscifactoría para comprar truchas japonesas (que son pequeñas y amarillas). Las montañas son una vista al nivel de aquella en el monasterio de Rila. En efecto fui callado todo el camino, mirando.
Iba yo a clase como todos lo días esta semana, cruzando el subterráneo comercial del puente del águila (Orlov most), cuando se me acerca una chica y me dice: "Bla bla bla" en Búlgaro, y le digo "Perdona, pero soy español, y no te entiendo". Me dice en inglés "¿Conoces las ventajas de la meditación y el hare krisna?". Me enseña un libro en búlgaro más gordo que la Biblia, y le digo "Verás, es que no voy a entender nada". Me dice "No hay problema, te traigo uno en inglés mañana". Se me acabaron las excusas, así que acepté y quedamos a la hora que pasaba por ahí. Llevé también el e-mail para futuras entregas proselitistas. ¿Conoceré a algún grupo de sofienses de forma más normal? Estos meditadores sonríen mucho y todo el rato, y están muy de buenas. No es el carácter habitual de la ciudad.
Hacía un mes y una semana que no veía a Yana. Y por fin me invita esta semana al cine Odeon en el centro de la ciudad. El Odeon es como el Avenida de Sevilla en cuanto al tipo de películas. Pensé: "Por fin voy a ver algo de cine búlgaro", que ya tenía ganas. Dicen que no está mal. Total que llega Yana con una amiga, y vamos a por las entradas. Entonces veo que la peli es de los años 50, y es americana. El título era "Trambei "Shelianie"". Intentan traducírmelo y finalmente averiguo que vamos a ver "Un tranvía llamado deseo", solo que en búlgaro era simplemente "Tranvía "Deseo"". Pienso: "Bueno, una peli en inglés, ignoro los subtítulos en búlgaro, y fantástico". Entramos en la sala y empieza la peli. El volúmen al mínimo. Y de repente, empieza a hablar la rubia protagonista con su amiga, y a todo volumen en un altavoz a mi derecha, un búlgaro lee el guión con voz grave y sin emoción. Dos rubias americanas hablando con la misma voz de camionero búlgaro. Y los subtítulos en turco. Me da el ataque de risa en la sala medio llena. La gente mira. No me puedo controlar. Me tengo que hundir en el chaquetón para hacer menos ruido. Finalmente me calmo, y llaman a Yana al móvil. Me dice que en 10 minutos se tiene que ir. Y me veo solo en el cine antes de la mitad de la película sin enterarme de nada. Al poco me salgo, y decido ir al mercado pirata para compensar la tarde. Lo están cerrando, y acabo en McDonalds recuperando la temperatura con un Big Mac.
Arguiñe y Nur, mis vecinas, me invitaron al día siguiente a ir a la sala Bulgaria a un concierto por el día de Argentina. La invitación iba por cuenta del embajador (que majo es). La primera parte fue un Amadeus con piezas muy conocidas, y en la segunda salió un Argentino con el acordeón típico de allí que no sé como se llama, pero que tiene un sonido que me encanta. Una pareja de búlgaros bailaron un tango, y luego hubo piezas del acordeonista con la orquesta. Por cierto, la orquesta era la misma del día de España. Era la orquesta Joven de la radio ClassicFM de Sofía. Gente de mi edad, pero vaya tela como tocan. Los conservatorios de Sofia y Plovdiv son de mucho nivel según dicen, y se nota.
Ayer al final del día, los catalanes nos invitaron a ir a Studenski Grad y estar un poco con ellos y sus amigos de Lleida que están de visita, y hoy me marcho al Monasterio de Troyan en el centro de país. Cualquiera diría que no abro un libro, pero ya estoy de exámenes y trabajos de nota y no paro. Mis meditaciones en Troyan serán sobre el "Waterdrop model" de nuclear, y sobre un problemita de propagación en cierto plasma. Si me queda tiempo trataré la existencia y el sentido de la vida.
Ya es navidad en El Corte Inglés, así que felices fiestas, y un abrazo.
David

E-mail 7

Hola hola!
Una vez más, como no me ponga a escribir, se me van a juntar demasiadas cosas. Estoy en plena digestión, así que os pido que me disculpéis si la sangre que me llega al cerebro no basta. Hoy es un día festivo para mí. El calendario ortodoxo celebra el día de San Clemente de Ojrida. Mi universidad, aparte de ser conocida como Universidad de Sofia, tiene por nombre Universidad San Klement Ojridski. El recién reelecto rector ha hecho pasar una circular diciendo que ayer lunes hacíamos puente. Así pues, 4 días de descanso. El lunes tenía que entregar la segunda parte del trabajo de electrodinámica, y así me he podido tomar más tiempo.
Pero esto es ahora, y tengo 2 fines de semana de los que poneros al día. Pero para empezar mi historia mejor me voy 3 fines de semana atrás. Estaba yo en Montana como ya os conté, desayunando las masas estas fritas que ya no me acuerdo de como se llamaban, cuando vinieron invitados a desayunar Boico y Marieta, que son un matrimonio de Montana. Boico fue alumno de la madre de Ronny en sus tiempos de instituto. Ella dice que es su alumno favorito. Bien, pues la invitación al Monasterio de Troyan vino de Boico, que da la casualidad de que es amigo del "párroco" ortodoxo responsable de Troyan. Al parecer estas visitas al monasterio con algún miembro de la familia Trifonova son comunes. En la iglesia ortodoxa la máxima autoridad es el patriarca, inmediatamente debajo en la jerarquía hay 5 sveshtenik, que no sé como traducir. Bien, pues este "párroco" es uno de esos 5. A Troyan se llega en unas 3 horas desde Sofía. Hay que coger la carretera que vertebra el país y que va de este a oeste, y más o menos en el centro de Bulgaria, y que subir al norte hacia la cordillera balcánica. Boico, a sus treintainueve, es otro de esos búlgaros temerarios al volante. No los entenderé nunca.
En la cena, la verdad no sabía como comportarme. Llegué y saludé al sveshtenik. Este hombre debe tener unos 70 años, y es como 4 veces yo a lo ancho (sin exageración). Me invita a sentarme, y me ponen rakía. Esta vez era mucho más suave que la rakía de Borislav, pero con eso y con todo, la verdad es que no pude pasar del cuarto sorbo. El sveshtenik me dice que tengo que aprender a tomarla. Luego se pone a hablar de su mujer y de las peleas. Dice que le encantaría tener 21 para volver locas a las chicas. Creo que no debo ir más allá de esto por no dar una imagen que tampoco es. Era un contraste muy curioso este de alguien con tanta autoridad en la Iglesia Ortodoxa (con su apariencia en plan pompa y tal), y que a la vez era hasta tal punto uno más en la reunión. La comida es la mejor que he probado hasta el momento en Bulgaria. El sveshtenik tiene su propio cocinero, y la verdad que está a la altura de su puesto. Los 2 días que estuve preparó unas ensaladas increíbles. La primera noche, además hizo guivech, que es el mismo plato (carne con verduras) que ya había tomado en Melnik cuando visité Rozhen con los castellonenses, solo que esta vez estaba servido en una fuente enorme, y era inmejorable. Me lo comí entero. Los siguientes días el cocinero preparó conejo y cerdo, a cual más rico. El cocinero es novio del amo de llaves. El chofer del sveshtenik se pilló una borrachera y se puso a hablar de física y teléfonos móviles. Claro que esa noche no conducía. Cenas de bromas y anécdotas, de las que yo pillaba el 2%. Me dicen que al día siguiente viene un griego muy religioso. "Muy religioso", pienso yo. El griego acaparó la reunión con sus historias y sus bromas. Vestía una gabardina negra y larga, y se parecía a Al Pacino.
Troyan es pequeño, pero precioso. Una vez más, las celdas el monasterio rodean una iglesia que ha sobrevivido la ocupación otomana (Dios sabe cómo). Está lo bastante cerca de la antigua capital (Veliko Turnovo) como para haber caído con todo lo demás. Además tiene un gran peso histórico en el marco de la reconquista búlgara y la última generación de la monarquía. Lo más destacable de Troyan es que acogiera nada menos que al héroe nacional búlgaro. Y no puedo pasar más cartas sin hablar de Vassil Levski, que es el Che Guevara de Bulgaria. Sus frases eran del tipo: "Libertad o muerte", que a todos nos son familiares. Vassil Levski aparece en los cuadros como un hombre de muy buen parecer y porte balcánico. Sus facciones son muy marcadas, pero sin perder el atractivo. Y parece que siempre tenga la permanente. Internet tiene un montón de fotos suyas por si alguno tiene curiosidad. Es el símbolo de la lucha por recuperar Bulgaria, y como no, también es mártir de su causa. Murió ahorcado por los turcos. Algunos reconocerán al equipo de fútbol que lleva su nombre. Es lo que más pasa fronteras en cuanto a él. Aquí en cambio, hay recuerdos de él por todas partes. En Troyan se escondió varios días en la celda más alejada, preparándose un techo falso en uno de los armarios para poder escapar por el tejado. Es muy chulo ver el pasadizo; es de película. Han hecho un museo de esa habitación y la que está pegada. Un poco más abajo en el pasillo están los aposentos de Igor III, que es el padre del ex-rey y actual primer ministro de Bulgaria, Simeón. Muy pequeños, muy acogedores y llenos de detalles.
El apoyo popular a Simeón fue abrumador en las últimas elecciones, pero la gente está muy decepcionada con su gestión. Ha caído en las encuestas en picado. Algunos me dicen: "¿Quieres hacernos un favor?, llévate a Simeón de vuelta a Madrid y serás el héroe". Otros dicen: "Simeón no comprende a los búlgaros", haciendo alusión al largo tiempo que pasó fuera del país. En el sistema parlamentario búlgaro el primer ministro es el líder del gobierno, pero existe otra figura (la del presidente de la república), que dicen que le habría venido mucho mejor a Simeón. El presidente es un poco como nuestro rey, con la diferencia de que es elegido (aunque de forma indirecta). Actúa de diplomático y mediador. Es un puesto menos duro que el de primer ministro, y es más querido por el pueblo en general.
En Troyan hicimos senderismo empinado como pocos, y subimos a una pequeña ermita perdida en la montaña. A la vuelta visitamos el monasterio de Gloshem, que está en lo más alto de un pico a la salida de la cordillera. Está en construcción, pero conserva su encanto, con esas tejas de pizarra y esa capilla tan pequeñita. Con este ya son 4 los monasterios que visito: Rozhen, Rila, Troyan y Gloshem. No era este el tipo de turismo que me imaginaba en Bulgaria, pero ha sido muy bonito como experiencia.
Los "exámenes" de la semana después de Troyan han ido todos bien, aunque todavía no he terminado, espero que todo siga como hasta ahora. Lo mejor de esa semana fue que una vez más la embajada de España me invitó a algo. Esta vez vi "El lago de los cisnes" en la Ópera de Sofia. El ballet nacional búlgaro estaba completamente a la altura. Lo hicieron muy bien. Me vino ese hormigueo en la nuca cuando en el tercer acto Odile consigue la corona del príncipe, y la obra entra en esta parte de shock generalizado. Y parece que al final la pareja no muere, pero habían muerto hacía poco ahogados en el lago cuando se rompió el hechizo de Von Rothbard, solo que al final aparecen unidos como una especie de símbolo de redención por los demás cisnes. Aluciné: era el primer ballet que veía.
Arguiñe, Nur y Estela (de la cámara de comercio de la Embajada Española) me invitaron a ir a Grecia en su coche diplomático. El plan era escaparse el viernes hasta Kavala y desde allí coger un ferry hasta Thassos. Al final se nos unieron los catalanes, que alquilaron otro coche. Para salir con el coche hacía falta pagar la tarjeta verde, y por supuesto llevar el pasaporte. El último pueblo de Bulgaria saliendo desde Sofia en dirección sur se llama Kulata. No pudimos evitar bromas sobre que Kulata está justo en el "trasero" del país. A pesar de que ellas tienen pasaporte diplomático, tardamos media hora cada vez que cruzamos la frontera. Como se nota que es un límite de la Unión. Las colas enormes de coches y camiones, los trámites y las 20 comprobaciones, las desinfecciones, los rayos x, y las esperas de comprobación de personas en las bases de datos hacen evidente que la política europea de fronteras es muy tediosa incluso a nivel de migración legal (cuanto más será la ilegal). Y eso que nosotros por ir con gente del cuerpo diplomático, nos colamos las 2 veces. El pasaporte de esta gente es muy chulo. Es azul marino en lugar de marrón, y dentro pone algo así como: "Las autoridades del reino de España piden a las autoridades civiles y militares de España que dejen a esta persona campar a sus anchas, y lo mismo pide a las autoridades de otros países".
A 10 minutos de entrar en Grecia, las carreteras se vuelven autopistas, y la señalización está por todas partes. Los olivares están a ambos lados de la carretera, y el paisaje combina llanos con montañas de pino mediterráneo (como los nuestros). Las montañas no son demasiado altas. Mejora la iluminación en las carreteras, y la gente conduce con un poco más de sentido común. Para llegar a Kavala dejamos la carretera de Tesalónica a un lado y atravesamos una cordillera un poco ancha, de forma que puedes llegar a ver Kavala desde lo alto con el mar de fondo. Precioso. Como íbamos en plan aventura, primero comprobamos si había ferrys. Salgo y pregunto en inglés. Me contestan de la siguiente forma: "Fery is clost!! Com tumoro!! At eit!! Tumoro!!". Menos mal que muchos griegos saben inglés, aunque su acento es muy divertido. Así que a buscar hotel en Kavala. Dimos con uno en pleno paseo marítimo, con habitaciones enormes y muy buenas duchas. Costaba 16.50€ por persona. Cenamos un Kebab y fuimos a un pub griego. La transición del cilírico al alfabeto griego fue una bendición. Había muchas menos cosas que tener en cuenta. Con poco esfuerzo podías leer todo rápidamente. Un grupo tocó 3 canciones griegas y se fue.
Al día siguiente subimos al castillo y la acrópolis de Kavala, que tienen de nuevo vistas preciosas de la ciudad y el mar. Y a mediodía cogimos el ferry. Tarda una hora y pico en llegar a la isla. Y el paseo es lento y agradable. El barco se llamaba Thassos VI. Una vez en Thassos, lo primero fue ir a la famosa Golden Beach, que es una playa paradisíaca. Los catalanes, que están locos, se bañaron. Me sorprendió mucho la poca salinidad de esas aguas. Casi podías beber sin problemas. Las aguas no tenían movimiento alguno. Tanto es así, que nos dedicamos a tirar cantos rodados a ver cuantas veces botaban. Hacía algo de fresco, pero el día era soleado, y agradable.
La capital de la isla se llama como la isla: Thassos. Y es un pueblo muy pequeño completamente equipado para recibir turismo en masa durante el verano. Creo que no llegué a ver más de 20 personas del pueblo y 2 turistas aparte de nosotros. Casi todos los hoteles estaban cerrados hasta abril. Pero dimos con el hotel Viki, que tiene una entrada taco de chula con su fuente, su cesped, y su aparcamiento, y que nos costó 10€ la noche que estuvimos. Por la noche fuimos a un pub donde iban a hacer una fiesta griega de esas donde la gente se pone en corro y con las manos en alto chasquea los dedos, y hace esos giros tan chulos en los que se levanta una pierna.
Thassos (la isla) es famosa por sus mármoles. Vimos varios camiones con bloques enormes de mármol por sus carreteras. De aquí son algunos mármoles que usaban los antiguos para sus edificios. Thassos alberga conferencias internacionales para empresas del mármol, además de la cantidad enorme de turistas que buscan tanto playa como montaña. El Dr Zheliascov me contó que no hace ni tres generaciones de que la isla fuera parte de Bulgaria, a pesar de estar la franja norte griega entre Bulgaria y la isla. Es fácil ver en un mapa la inviabilidad de esa conquista.
Las comidas en Grecia estuvieron todas muy bien. Aunque las ensaladas mediterraneas que sirven aquí no están ni de lejos a la altura de las nuestras. Tal vez en el sur de Grecia sea distinto. Si pides los postres, te llevas la sorpresa de que en lugar de traerte una carta de postres o decirte qué hay, ellos ya han elegido el postre por tí. Y además es siempre el mismo postre: Manzanas peladas y cortadas en canela y con miel. Especulamos con la posibilidad de que "Dessert" sea el nombre propio de ese postre. Los precios de los restaurantes son completamente europeos. Dio gusto volver a cruzar la frontera, y comer hasta reventar por 3€ en un restaurante a medio camino de Sofia.
Durante la vuelta, y desde que volvimos la niebla no se va de Sofia ni de 100km a la redonda. Seguimos teniendo una temperatura agradable (unos 14ºC), y la nieve está tardando más de lo normal en aparecer. Por supuesto, yo de esto no me quejo. Ahora cuando sales a la calle, hace frío, pero a la vez bochorno. Vas con sudores fríos y a la vez abrigado. Es una sensación rara. He hecho nuevas amistades, y he conocido más del centro de Sofia. A parte he visitado por fin el monumental NDK (endeká) de Sofia. Con todos sus cines, teatros, salas, congresos, exposiciones. Es un edificio gigantesco y muy bien preparado para 20 cosas a la vez. Media ciudad está por allí. Ya os enseñaré fotos. Esta noche voy a otro concierto que será en el NDK. Esta vez voy con compañeros de la facultad.
Hasta la próxima carta, que no sé si será la última o penúltima. Un abrazo,
David